Administración del espacio
- Ana Mata
- Dec 13, 2018
- 2 min read
Cuando la NASA cortó su relación con Rusia la noticia no logró alarmar a los astronautas alrededor del mundo porque sabían que eso no cambiaba nada.
En un comunicado ridículo decía que las relaciones espaciales no serían alteradas por las políticas terrestres. Como si tuvieran que aclararlo.
Al final de cuentas, las decisiones que toma un administrador desde su oficina no llegan a tocar las maneras en que dos personas se encuentren en la estación espacial internacional.
Me imagino que entre astronautas preguntarse de dónde eres debe ser un gesto importante y también intrascendente.
No me imagino una situación donde hermanarse sea más fácil.
Sería ridículo que a alguien le preocupe de qué país eres cuando te encuentras con otro tan cerca de la luna.
Me imagino que al mirarse les deben de dar ganas de llorar y deben decirse muchas cosas así, mirándose. Cosas como que somos de allá abajo,
que esa gota es nuestra casa, que esa delgada línea de atmósfera es nuestro techo, que nos gusta mucho mirar las estrellas.
Deben preguntarse como dos que vienen de lugares tan lejanos terminaron emocionándose por compartir esa burbuja de aire falso,
con los brazos enganchados al cuello del otro, como amigos de toda la vida, en esos trajes anchos que emulan un espacio donde la vida se puede.
Por supuesto que lo que diga la NASA no importa un carajo. No importa lo que diga ningún oficial, ningún jefe, ningún político. No.
Si te quieres abrazar y, como dos niños, quieres compartir la imagen del planeta que se mueve allá abajo sin nosotros,
si quieres pegar la nariz al vidrio y exhalar para dejar la huella de tu mano o dibujar corazones o círculos o las letras del nombre de tus abuelos, lo harás. Si lo tienes que hacer a escondidas, lo harás igual.
Las preguntas en el espacio no son a las que estamos acostumbrados. Flotar hace que los astronautas se vuelvan locos y vayan completamente desnudos.
Adentro de las cápsulas presurizadas no hay más que preguntas importantes:
te gustó lo que almorzaste hoy,
cuánto extrañas a tu gente,
todavía te duele el hombro,
te acuerdas cómo se siente el viento en la playa,
cómo dormiste,
qué es lo primero que quieres hacer cuando regreses.
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