La mujer rota
- Ana Mata
- Oct 2, 2017
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Terminé de leer a Simone con náuseas. Devoción, perfección, resentimiento y soledad: todo mezclado. Mareo, como el de viajar sobre las olas del pacífico en una lancha despintada que huele a gasolina y pescado.Me marean los personajes femeninos que sólo buscan la ternura y la permanencia. Que cansan, que se echan la culpa, que paranoiquean, que se acuerdan de todo, que se abandonan, que toman calmantes y sospechan que todos les mienten; que se parecen demasiado a demasiadas mujeres que conozco. Un par de labios que se aprietan, unas rodillas bronceadas que se cruzan, unos párpados y una mano que los desmaquilla.Espejismos que se desdoblan fuera del tiempo hasta el asco y el hartazgo. ¿Es así? ¿Siguen las mujeres siendo así? ¿Soy así? Tal vez me quedaría en la cama sin un motivo para vivir si pierdo el amor. Tal vez podría compartirte con alguien más. Tal vez soportaría la idea de que amaras a dos. Tal vez sería mejor. Me clavaría como una flecha en un espejo. Destrozaría lo que creo que soy para descubrirlo. Nadie le debe nada a nadie.Ser misteriosa no te llevará lejos, si no lo resuelves a nadie le importa.Esa es la verdad. Nadie se va a ocupar de romperte como tú puedes hacerlo. Ojalá yo fuera una mujer rota. Ojalá se refleje el sol en mis pedazos. Ojalá nunca me quede claro quién soy, simplemente para no creer que en algún momento tengo que dejar de buscarme.
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