Esta es una historia de amor rara.
Porque te gusta el olor dulzón que te dejo en las manos.
Porque me ofreces un cigarrito armado para fumar después que te vayas. Pero yo no quiero fumar en el patio al sol, yo quiero fumar en el patio al sol contigo.
Porque tienes el mejor ronquido del mundo
y eres
la mejor persona para enredarse.
Dijiste: podremos reconocernos en la oscuridad.
Dijiste: hasta ahora estaba dormido.
Te dije que me gustabas, que te quería;
tú me mirabas y me tocabas con la punta de la nariz.
No dices nada pero registras todo.
Amas:
Guardando mis fotos de chiquita.
Respondiendo con delay.
Con preguntas.
Con gestos.
Desayunando.
Bailando.
Mostrándome los moretones de tus ensayos mientras nos bañamos.
Pidiendo permiso para terminarte las empanadas.
Invitándome a hacer cosas raras, como
buscar libros sobre alquimia
o yendo a tomar café frente al hospital donde tu papá estaba internado.
A veces me hablas en inglés toda la tarde.
Y en tu cumpleaños tú nos diste regalos a nosotros.
Esta es una historia de amor rara.
Compartimos como atados por un hilito que no se junta pero tampoco se corta.
¿Te acuerdas cuando te conté mi escena favorita de Versus?
Tú la completaste con la frase exacta que a mí se me había olvidado. La de:
“comemos y hablamos de comida, estamos perdidos”.
Pero a veces siento que no te escucho bien,
que cuanto más cerca estás más me desconcentro porque
tienes pecas pelirrojas en la cara y los ojos amarillos al sol
y cuando estamos en la cama me la paso con los ojos cerrados
y tu cuerpo no sólo tiene el peso y la forma exacta,
sino que además juegas, jugamos bien juntos.
Te gusta todo lo que a mí me gusta.
Yo a ti te gusto de más lejos. A mí me gusta cuando vuelves.
(Una vez pensé que íbamos a tener una hija. Lo soñé y fue tan real que me dio miedo. Soñé con su nombre. Nacía en México porque justo tu padre había muerto y escapábamos. En las escenas de su llegada me amabas; llorabas y me besabas la cabeza.)
Siento que hasta dentro de las imágenes más monstruosas podríamos sentirnos felices.
Porque no te alarmas jamás sino que miras de frente todo lo que yo te traigo.
Y es rara esta historia de amor
porque no se rompe
y eso es raro en sí,
pero
es una historia de amor sobre todo porque yo te sigo con la mirada cuando te vas
y porque tu volteas
mandando besos y mirándome a los ojos.
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